Introducción:
Para comprender los
escritos de Jovellanos se hace necesario hacer un recorrido por la
sociedad del siglo XIX; la vida en España estaba marcada por las
guerras napoleónicas y una guerra civil crónica, la economía había
sufrido múltiples un reveses debido a tantas guerras. Esto había
dado como consecuencia una baja productividad agrícola, sumado esto
a la interrupción del comercio con América por las derrotas
coloniales.
En este siglo, en
la sociedad, la nobleza no tenía tanto poder. Por a la
industrialización, los que no se adaptaron a los nuevos tiempos, es
decir que quisieron seguir con su sustento de vida agrícola, su
fuente de riqueza había desaparecido. Es cuando apare la alta
burguesía que se colocó en el lugar de la nobleza.
En la política los
nobles siguieron cerca del rey y eran los que ocupaban el Senado,
junto a la llamada aristocracia social. Era el conjunto de la vieja
aristocracia y la alta burguesía los que ocupaban la Cámara alta.
La iglesia perdió
todo su poder cuando suprimieron la inquisición y partes de sus
latifundios por los mecanismos de expropiación. Lo mismo ocurrió
con las propiedades que no se dedicasen a escuelas y hospitales.
Esto por la necesidad que tenia el estado para sufragar todo lo que
había perdido por las guerras.
En la cultura, hubo
un convencimiento claro: ninguna sociedad podía avanzar teniendo a
su población sumida en la ignorancia y el analfabetismo. Los
políticos tuvieron presente esta condición para el desarrollo del
país y ya en la Constitución del 1812 se recoge el derecho a la
educación básica.
Jovellanos:
Nació en Gijón
el 5 de Enero de 1.744 y murió el 27 de Noviembre de 1.811. Fue
escritor, jurista y político ilustrado español.
Provenía de una
familia noble aunque sin fortuna; curso sus primeros estudios en
Gijón; marchó a Oviedo y estudió filosofía; también se graduó
en Derecho Canónico en Soria. Después de licenciarse ocupó la
plaza de magistrado de la Real Audiencia de Sevilla.
En 1.778 consigue
que lo destinen a Madrid y es donde le empiezan ha encomendar algunos
informes. Uno de ellos fue el informe sobre la ley Agraria que
establece la liberalización del suelo, recogido en el pensamiento
liberal.
Fué miembro de la
Real Academia de Historia (1.779), de la Real Academia de San
Fernando (1.780) y de la Real Academia Española de la Lengua
(1.781). A iniciativa de Jovellanos se creó en 1.794 el Real
Instituto Asturiano de Náutica y Minerealogía en Gijón, en que
intentó aplicar las ideas de la ilustración en la enseñanza.
Jovellanos cultivó
varios géneros literarios, como poesía y teatro, pero sus escritos
más relevantes fueron ensayos de economía, política, agricultura,
filosofía, costumbres desde el despotismo ilustrado.
Bases para la formación de un
plan general de instrucciones públicas de 1.800.
Estos escritos
tratan de una forma muy detallada, de como Jovellanos quiso
transformar la educación y laq enseñanza de la época. Comienza
por hablar de la educación física, en donde explica la importancia
de que “los muchachos” se adiestren en esta disciplina para
desarrollar su perfección física, por que lo que quería conseguir
era mejorar la fuerza, la agilidad y la destreza de los ciudadanos
para que los malos hábitos que impedían una buena salud de los
individuos se corrigiesen.
El Estado
intentaba llegar a todos los rincones de España y que esta idea
calara en todo el mundo ya que el objetivo era incrementar la
calidad de vida.
Esto se hacía con
una metodología muy estricta, estableciendo la edad a la que se
iniciaba la enseñanza, lugares horas y fechas en los que impartir
estas clases. Eran unos métodos muy rígidos, por que iban
encaminados para que cuando crecieran pudieran perfeccionarse con
facilidad en la instrucción y ejercicios propios de la profesión
militar.
Otra faceta de la
educación pública que hacían mucho incapié era la Literaria.
Lo primero que se
enseñaba era a leer y a escribir, por que se decía que primero la
lectura habilitaría al hombre todos los conocimientos escritos en su
propia lengua y la escritura daría poder para expresar mediante ella
todo los conocimientos aprendidos. Se quería perfeccionar la
pronunciación para corregir los defectos que trajeran de su vida
cotidiana y que no tuvieran faltas ortográficas. En todas estas
enseñanzas siempre iba implícita la moral.
Todos los libros de
los que se disponía para la lectura, además de adoctrinarles, les
enseñaban buenas costumbres morales. Para el gobierno, también era
muy importante los “números” o mejor dicho, la aritmética, por
que los muchachos debían saber operar con cantidades.
Así que se
intentaba que tanto el conocimiento de la escritura y de la
aritmética estuvieran unidos.
En este siglo se
destacaba que aprendieran, a parte del buen uso de la lengua
española, otras lenguas extranjeras, sin olvidar lenguas antiguas,
pero abriéndose paso a las lenguas modernas como el francés y el
ingles.
Tampoco se podía
olvidar de las ciencias. Abarcaba dos aspectos, uno el de pensar y
otro el de calcular. A todo relacionado con lo primero lo denominaron
filosofía especulativa; y lo segundo filosofía práctica; el
gobierno decidió que estas dos vertientes no podían estudiarse en
conjunto, así que para la primera consideró que unas pocas
Universidades bien situadas y bien dotadas y sabiamente instituidas
eran suficientes. En cambio con la filosofía practica, pensaron que
debían aumentar los centros, ya que su utilidad era más inmediata
en muchos ámbitos como de las artes y habilidades profesiones útiles
ya que era fuente de riqueza y prosperidad de la nación.
Lo moral y lo
religioso iba muy unida a la filosofía especulativa. Era la
destinada a perfeccionar las facultades intelectuales del hombre,
como se denominaba el arte de pensar y y analizar ideas. Se
estudiaba la teología natural que abarcaba la religión y la ética
perfeccionada y santificada con la doctrina y finalmente, la moral
social, fuera pública o privada, en donde se fundamentaba la
legislación y la jurisprudencia de la economía pública y política.
Así mismo era muy
recomendable el estudio de la economía civil ya que había que
conservar todas las fuentes de riqueza, además había que promover
las profesiones y que hacía que la nación aumentara su bienestar
económico.
Sobre todo en este
siglo todas las instituciones de enseñanza, tanto institutos como
universidades estaban a cargo de la administración central. Todo era
del Estado, aunque habían algunos centros privados y estos estaban
bajo la tutela siempre de la educación pública. Normalmente eran
seminarios en donde s los huérfanos, hijos de viuda que no podían
ser educados por sus familias en muchos ámbitos como la educación
moral, que para este tiempo resultaba indispensable. Así que el
estado estableció un plan de enseñanza que fuera igualitaria para
todo el reino. También el gobierno estableció colegios al lado de
las universidades para hijos de personas pudientes, que aspiraban a
la carrera de magistratura, eclesiástica o militar, para que
estuviera en un ambiente mas recogido y fuera de los peligros de
excesos de libertad.
Las niñas tenían
otra forma de educación. Para las niñas pobres la enseñanza era
gratuita; les enseñaba las primeras letras y los principios de la
religión para que fueran buenas y recogidas madres de familia; se
diferenciaban de las clases que impartían a las niñas de clase
pudiente, en que a estas ultimas se esmeraban en darle una buena
educación más completa.
La enseñanza
eclesiástica era muy importante. Así que se determinó que la
enseñanza desde la primera educación seria gratuita y generalizada
para todos los ciudadanos, que aunque se estudiara en seminarios o
centros privados, seria todo gratuito. Solo se haría el gasto de la
alimentación. También el gobierno era muy rígido con los alumnos.
Podían asistir a las clases los que hubieran hecho de antemano los
exámenes y hubieran superado las pruebas para proseguir con la
educación. Para los que quisieran clases extras, estas serían
gratuitas y voluntarias, pero todo supervisado por el estado, tanto
los horarios como los días necesarios.
El estado propone
la creación de bibliotecas para que la educación pública tenga
libros que ayuden a los alumnos. Además proponen la creación de
imprentas y periódicos que aunque era meros instrumentos de
entretenimiento, tenían la facultad de mejorar la opinión pública
de la nación.
En esa época la
libertad de opinar, escribir e imprimir se miraba como absolutamente
necesario para el progreso.
Diferencias con nuestro
tiempo.
Comparando nuestro
sistema actual con lo descrito en los escritos de Jovellanos, se
desprende que su visión de la educación tiene muchos aspectos
positivos, que hoy en día se han dejado en el olvido.
En el siglo XIX el
sistema educativo era muy rígido. En esta época todo giraba en
torno a que la educación era primordial y el perfeccionismo era su
eje fundamental. Nadie podía acceder a otro nivel si no hubiera
superado totalmente el nivel anterior. Nadie pasaba la mano. En esta
época, se pensaba que si se llegaba a la perfección en lo que se
estudiaba, se alcanzaba la felicidad, tanto el alumno como individuo,
como la nación como suma de todos los individuos.
El estado todo lo supervisaba,
nada se podía hacer sin que estuvieran al tanto del contenido de la
enseñanza, avalado por su gratuidad . Todo los ciudadanos tenían el
derecho de estudiar y premiaban al buen estudiante y reprendían al
holgazán. Además la educación pública era para esta época la
mejor y, aunque hubiera privada, no era como la que entendemos
enseñanza privada en la actualidad.
Como puntos negativos resaltamos
los siguientes aspectos.
En esa época, se diferenciaba
mucho las situaciones familiares económicas. Pese a la uniformidad
de la concepción de los centros privados la realidad, era que
existía dos clases muy distintas de centros. Por una parte los que
podemos llamar “centros de acogidas” destinados a los
pertenecientes a las clases mas desfavorecidas. Por otra los
destinados a clases pudientes. Pese al intento de uniformidad de
oportunidades, resultaba difícil que alguien perteneciente a esa
clase desfavorecida alcanzara por estudio un titulación de alto
nivel.
Y lo mas negativo, el hecho de
que las mujeres eran consideradas ciudadanas de segunda clase. Había
entre ellas mismas diferencias según el estatus social al que
pertenecieran. Las niñas y mujeres de situación humilde solo eran
educadas como futuras madres. En cambio a las hijas de familias
pudientes, se les impartía una exquisita educación.
Esto lleva a la reflexión de
pese a los intentos de modernización de la educación en la sociedad
de esa época las desigualdades de sexo y clase se encontraban
profundamente arraigadas.